
Chile, Mayo del 2006.
De a poco. Un rumor lejano. Una ola que va creciendo.
Se cansaron de pedirlo, de decirlo en diálogos que sólo buscan desgastar las fuerzas y las ganas, y que nunca terminan en nada.
Ellos perdieron la esperanza que tenían en la educación, como una oportunidad de crecimiento e igualdad.
El Estado, sus políticas públicas, sus promesas de desarrollo y de equidad, de democratización y participación, pierden toda credibilidad ante los ojos que ven todos los días miles de formas de discriminación y desigualdad. Las escuelas se han convertido en un espacio que sólo reproduce la marginalidad y que deja a miles de jóvenes con los sueños en las manos y sin horizontes.
¿Cómo seremos el futuro si no somos el presente?, decía uno de los carteles en alguno de los Liceos en toma.
De a poco. Como una ola que crece. Como en otro Mayo de otro hemisferio. Esta vez no son universitarios, sino estudiantes secundarios. Se cansaron y están despertando. Se están dando cuenta de que que su voz es fuerte.
Y me emociono y veo todo un poco más verde.
Quién dijo que todo está perdido...