"Los dos lo sintieron en el mismo instante, y resbalaron el uno en el otro como para caer en ellos mismos, en la tierra común donde las palabras y las caricias y las bocas los envolvían como la circunferencia al círculo, esas metáforas tranquilizadoras, esa vieja tristeza satisfecha de volver a ser el de siempre, de continuar, de mantenerse a flote contra viento y marea, contra el llamado y la caída." (Rayuela 55)
Eso fue exactamente esa noche... los dos terminamos ese encuentro mirándonos a los ojos, buscándonos -y encontrándonos- en otro tiempo, en el mismo espacio...
Y todo fue igual.
Lo terrible -y lo hermoso- es que todo fue igual.
Pero las circunstancias tan distintas...