Que me ames con violenta prescindencia del mañana...
Cortázar
Por eso debe ser. Es otra manera de mirarlo. Es intensidad. Los segundos que dura una estrella fugaz o una ola rompiendo o la luz de la tarde.
Porque no importa cuántos días pasen, cuántas noches, cuando confluyen nuestros destinos (destinos?) no importa nada.
Presente.
Aquí, así, ahora.
Afuera nada.
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