20.2.06


Volví con aire nuevo y miles de estrellas en los ojos. Con hojas y plumas y piedras y el agua fría de deshielos en toda la piel. Las heridas más cerradas y ganas de pasar rápido este tiempo triste. Pero todo es torbellino y de pronto apareces en mi vida después de tanto tiempo... Vuelves como siempre, cuando menos lo espero, como cuando se encuentra sin estar buscando. Y después lo pienso, y ya no me sorprende tanto, si siempre vuelves de alguna forma u otra, en un sueño, en una foto, en la voz de alguien que te nombra sin siquiera imaginarse...
Pero esta vez es más triste y me desarmas. Me dejas en blanco y mi corazón se acelera como hace tanto tiempo atrás. Esta vez entre la pena y la ternura... y me duelen tanto tus ojos tristes y me dan ganas de tomarte de la mano y llevarte lejos a mis lugares secretos, y decirte tantas cosas. Cosas viejas, guardadas reprimidas... como todas las cartas que te he escrito y que nunca me atreví a mandar...como las ganas de conversar tantas cosas que tengo aquí en mis manos, en la punta de la lengua, esritas en los ojos por si los quieres leer...


Imágen: Marc Chagall

5 comentarios:

Rodrigo dijo...

Querida...si la retina guarda tanta letra, no olvide que la lágrima puede llevarse su tinta...prefiero la historia escrita, por triste que sea, a aquella que se va desfigurando con la pequeña corriente de la lágrima...así las cosas, le propongo que acomode las piedritas del volcan (y si quiere también las del lago) cerca de su ventana...si viene la pena, tome una, cualquiera, y arrójela a las nubes...prometo llevarle más...

cariños enormes...

PD: en otoño a la patagonia...ahí le cuento

Anónimo dijo...

Todos llevamos en los ojos nuestro propio libro abierto, expuesto para aquellos que realmente deseen leerlo y mirar dentro, de forma profunda, como son siempre las caricias que no olvidamos. Feliz regreso, D...

c. dijo...

qué bueno que volviste, también acabo de volver... me acordé de una vez que terminé con alguien y todas las personas que me querían decidieron no nombrarlo más para que yo dejara de pensarlo y fue como si el espacio en blanco donde antes iba su nombre fuera más grande que todas las palabras y cada vez que no lo nombraban yo lo veía... no resultó el silencio, porque el silencio era él,
margaritas, c.

Lila Magritte dijo...

Qué bueno que vuelvas con estrellas en los ojos. Esa luz natural ayuda para salir de noche a caminar sin luna. Cuando no hay lobos. Y si los hay, vuelan, y son inofensivos y tiernos como los seres de Chagall.

Un abrazo.

Colombine dijo...

me gustó que volvieras a mi invierno. besos .